Estación total, 2023

Galería Lucía Mendoza.

Exposición comisariada por Nuria Montclús.
Cartografiar, el arte de dibujar mapas.

«El tejido de los límites»
Porcelana biscuit agujereada y cosida con hilo de algodón.

«Foto fija»
Porcelana biscuit sobre hormigón y peana de hierro.

  • Todo comienza con el tiempo.

    El interés por el tiempo viene desde siempre, desde que empecé a preguntarme porque quería dedicarme a esto o qué necesitaba representar.

    Cuando pensaba en qué me mueve, qué me importa, todo me llevaba al tiempo, al ritmo.

    Empecé pensando en el movimiento que surge en el tiempo, y representándolo con luz cambiante, lo que además me conectaba directamente con la pintura.

    Siempre he tenido la sensación de estar metida en un cuerpo, que era lento, que llevaba un ritmo pequeño y esto marcaba mi movimiento, mis cambios.

    Y ….. El tiempo ocurre en un espacio que va cambiando según los ritmos que organizan el caos, que ordenan…..

    Cada cambio tiene un borde, cada cuerpo tiene un final….pero cuales son los límites?.... Hay límites?, porque en realidad, todo está conectado.

    Hay tantas cosas, tantas distintas emociones, pensamientos, formas, sabores, colores, olores que nos recorren a todos en todos sitios….. En cada pieza hay tanto de todo esto que nos puede resonar a todos!.

    Y que pasa en medio?, me interesan mucho los limites, los horizontes, donde acaban y empiezan las cosas, para escudriñar claves… Pero al mismo tiempo estas “líneas” me producen unos cortes que necesito unir, porque me parece que no existen esos límites en un concepto mas espiritual, menos político.

    De ahí , coser o crear lazos entre los sitios, los objetos o los cuerpos, donde dejan de ser…

    La geografía, la representación cartográfica me gusta por que ahí estamos todos.

    Las siluetas de los terrenos son tan caprichosos que me parecen una lección de estética natural.

    A veces, se crean situaciones o conexiones en cualquier lugar del mundo que nos pueden unir fuertemente.

    Ahí empezó mi pasión por los dibujos inventados, o no, de siluetas de lugares que a fin de cuentas son vistos desde un punto de vista no real, los vemos en un papel.

    Para mirar un mapa, debemos hacer el esfuerzo de creer lo que nos enseña la imagen, como algo real y que no podemos probar nosotros mismos. Es un acto de fé.

    Utilizo lugares del mundo como algo que podemos vivir todos y que no es tan distinto a nuestro pequeño mundo cotidiano, a nuestros mapas reales. Trabajar con mapas, hace que de alguna manera tengamos el mundo en nuestras manos, gráficamente.

    Coso las geografías, de una u otra forma, por ese ritmo lento que recalca las intenciones, coso porque mi madre y mi abuela eran modistas y el hilo me conecta con ellas y me resulta tan cotidiano y tan aprendido que me hace sentir muy cómoda y también me conecta con el amor a las cosas hechas con sus tiempos y sus ritmos, a no perder la concentración, a valorar, a unir, a repasar.

    Utilizo distintos materiales, todos ellos naturales y lo más simples posible, pero también de la mejor calidad posible.

    Me gusta trabajar con el barro, concretamente con porcelana que sale de la tierra y que se transforma en un objeto de arte final por la actuación del agua, el aire y el fuego.

    Me gusta el fieltro industrial que es lana abatanada, el hilo de algodón que recorre los espacios, los toca y los une o los dibuja.

    Me gusta trabajar con el oro por la magia que tiene y por su color y brillo pero también por lo que significa, por su valor real.

    Me encantan los materiales de buena calidad, me parece que transmiten de otra forma.

    A todo lo que hago intento ponerle mucha emoción, busco sensaciones en todos los sentidos , he trabajado también con el olfato y el oído y creo que esto ayuda a el ejercicio de sentir o hacer

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